Es de vital importancia para nuestras flores y plantas una ubicación adecuada.
Debemos elegir un lugar con buena iluminación y evitar corrientes de aire frío y caliente.
La temperatura adecuada debe oscilar entre los 15.º y los 25.º.
La planta se habituará al lugar elegido para ella en unos días, pero si observas algún cambio en ella, como un cambio de coloración amarillenta en las hojas o que empiezan a caerse de forma inesperada, está indicando que ese lugar no es el adecuado.
La frecuencia de riego y abundancia está muy condicionada a la época del año en la que nos encontremos.
La frecuencia de riego está determinada por cada planta, para darte una pista, observa la tierra de tu planta. Si está seca, riégala. Si notas la tierra todavía húmeda, puedes dejarla algunos días más.
En verano el riego habitual puede ser incluso a diario. En cambio, en épocas más frías como en invierno el riego puede realizarse una vez en semana. Lo importante es que observes el aspecto de la tierra, que te ayudará a guiarte con las necesidades concretas de riego de esa planta.
Existen plantas con distintas necesidades de riego:
El exceso de agua que observes tras regar la planta es aconsejable retirarla.
Si necesitas revivir una planta muy seca, puedes regarla por inmersión, agradecerá estar sumergida durante unos minutos para una recuperación más rápida.
Cuidado con el riego, ya que la muerte más frecuente de una planta es por exceso de agua.
Es muy importante elegir bien la maceta de tu planta, ya que para ella es su hogar.
Si tu planta ha crecido de tamaño, será necesario trasplantarla a otra más grande.
Necesitas macetas que tengan agujero y material transpirable, además es conveniente realizar con piedras un drenaje en el fondo de la nueva maceta. Tras el trasplante es necesario regar la planta para que todo el sustrato nuevo quede húmedo e integrado.
Para disfrutar de unas plantas llenas de vida y verdes es aconsejable abonarlas cada cierto tiempo. Puedes abonarlas cada 15 días durante la etapa de primavera otoño. Es importante seguir las condiciones de uso que nos indique el envase del abono, para que no se ve afectada tu planta por un mal uso de su alimento.
Tus plantas necesitan una serie de cuidados para que luzcan limpias y relucientes.
Para ello debes retirar las hojas secas que vaya perdiendo. Si caen sobre el sustrato o adquieren humedad, puede ser un ambiente propicio para que crezcan ciertos insectos u hongos y nuestra planta pueda enfermar.
Es necesario el cuidado de las hojas de la planta, ya que con el paso de los días van adquiriendo polvo sobre ellas. Si tu planta tiene hojas grandes para retirar el polvo, tan solo necesitas un paño húmedo con agua, que pasarás sobre las hojas con cuidado. En cambio, si tu planta tiene hojas pequeñas para su limpieza es aconsejable pulverizarlas y sacudirlas con cuidado para de ese modo eliminar la suciedad.
Tu planta ganará luminosidad y no presentará dificultades para respirar.
Si quieres presumir de brillo en tus plantas, puedes pulverizarlas con un limpiador ecológico, elaborado con una mezcla de agua y un poco de vinagre u optar por el uso de abrillantadores de los que disponemos en tienda.
Estos tips y consejos son básicos y generales, pero es importante que te informes de los cuidados específicos y concretos, además de sus necesidades, para un cuidado óptimo.
Fuente: Interflora
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